La ablación por radiofrecuencia (RFA), también llamada neurotomía por radiofrecuencia, utiliza ondas de radio para crear una corriente que en pocas palabras calienta una pequeña área de tejido nervioso. El calor destruye esa área del nervio, impidiendo que envíe señales de dolor al cerebro. La radiofrecuencia puede proporcionar un alivio duradero a las personas con dolor crónico, especialmente en la zona lumbar, el cuello y las articulaciones artríticas.

Durante un procedimiento de ablación por radiofrecuencia, se inserta una pequeña aguja guiada por imagen (fluoroscopía y/o ultrasonido) en el nervio objetivo que está causando el dolor, posteriormente se inserta un electrodo en la parte superior de la aguja, que envía ondas de radio a través de la aguja hasta el nervio objetivo. El calor provoca una lesión que impide que el nervio envíe señales de dolor al cerebro. Los nervios sanos cercanos no se dañan durante el procedimiento debido a que previo a realizar la lesión se realizan pruebas para estar seguros que únicamente se está realizando en el sitio deseado.